jueves, 11 de diciembre de 2008

Bartleby y compañía – Enrique Vila-Matas

Vila-Matas había resonado un buen tiempo en mi cabeza. Había leído algo acerca de él pero nada de su propia mano. En resumen todo decía que este español se las traía. Gracias a Bolaño (de lo cual se descuelga una anécdota mayor) cayó en mis manos, o para ser más exacto, mis manos cayeron sobre éste libro, Bartleby y compañía. Es uno los pocos libros que he adquirido solo por el nombre del escritor, sin identificar el título ni revisar la reseña, ni ojear ni oler las páginas.

Bartleby y compañía es un libro acerca de todos aquellos escritores que decidieron dejar de escribir y también, por más loco que parezca, de los que nunca escribieron una sola obra. Razones, causas, consecuencias, anécdotas, pequeños ensayos, reflexiones, citas, de escritores que un narrador junta en una especie de diario que son a la vez notas a pie de página de un texto invisible que lo acerca y envuelve cada vez más en la misma tendencia que trata de aclararnos. Todo acerca del capricho de decir NO a la literatura, de mandar todo al diablo, de entender que la pasión y el trabajo no están bajo la misma convicción. Bartleby es un nombre tomado del personaje de una obra de H. Melville, un personaje que toma la decisión de encerrarse a vivir en una oficina y dejar de escribir para siempre, pero eso es otra historia.


El libro trae una infinidad de nombres de escritores que supongo VM conoce, yo por mi parte reconozco una pequeña porción. Y de esa porción que recuerda que aún hay mucho por leer, sobresale, comenzando no más, la historia de Rulfo y su tío Celerino, que abre en forma general todos los demás textos del libro. Otras que sobresalen cuentan por ejemplo cómo Cadou pasa de ser un futuro mega-escritor a confeccionar muebles que nombra Autorretratos, el encuentro del narrador con Salinger en un autobús; la historia de Zenobia, esposa de Juan Ramon Jiménez; o las locuras de Maupassant antes de su muerte. Ribeyro y Westphalen aparecen también para dejar en claro que acá también sabemos decir NO, ¿no?

Al final queda claro, las palabras nos abandonan y con eso queda dicho todo.

Algunas cosas:

“Entre la futilidad de la pura creatividad artística y el terrorismo de la negatividad, quizás haya lugar para algo diferente: la moral de la forma, el placer de un objeto bien hecho.”

“El pasado siempre resurge con una vuelta de tuerca”

“No inventamos nada, creemos inventar cuando en realidad nos limitamos a balbucear la lección, los restos de unos deberes escolares aprendidos y olvidados, la vida sin lágrimas, tal como la lloramos. Y a la mierda.”

“Renunciar sin lamentaciones a la manifestación de los propios dones puede ser una virtud espiritualmente aristocrática, y cuando se pliega uno a ella sin siquiera ampararla en el desprecio a los semejantes, en el hastío de la vida o en la indiferencia hacia el arte, entonces tiene algo ya de divino”

“Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos”

“Ser / su lector ideal / reflexivo, voraz, que ama las maestras / es superior al que intenta / repetirlas o eclipsarlas”

“Aquí acaban las palabras, aquí finaliza el mundo que conozco”

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