martes, 6 de julio de 2010

Nocturno de Chopin

He estado desconectado del Blog un tiempo debido a los trabajos de la univerisdad y esas cosas. Sin embargo, las ganas de volver a leer, subrayar y publicar libremente no se me quitan. Por ahora dejo algo de lo que he estado haciendo.
Me pidieron escribir, para el curso de Historia del Arte 2 (apreciación de la música clásica), un texto sobre uno de los compositores que más me hubiera llamada la atención. Elegí a Frederic Chopin y escribí esto.

La sinceridad de cada uno en Chopin
Cuando una música como la de los nocturnos de Chopin refleja una atmosfera de tranquilidad, de armonía, de serenidad, inevitablemente surge también la posibilidad de la otra cara de la moneda: el desastre, la violencia, el caos. Y lo curioso es que podemos empalmar esas composiciones con cualquiera de los dos escenarios opuestos y la sensación de sinceridad prevalecerá.

Me explico. Pensemos en diversas imágenes, circunstancias o recuerdos que nos expresen serenidad. Pensemos, por ejemplo, en una puesta de sol o un invierno capaz de dar calor con su propia neblina, en la sonrisa de una mujer al despertar, en el nacimiento de un bebé o de un rio. Chopin –aparte de hacer surgir todos esos pensamientos- sólo podrá embellecerlos más de lo que los propios recuerdos y la imaginación ya lo hacen. Chopin pondrá, seguro, un vino en la puesta del sol o un cigarrillo en el invierno, enfatizará el olor de la mujer, hará volver a nacer al niño y pondrá en cámara lenta el movimiento del rio.

Pero también puede ser capaz de convertir la armonía en ironía. Pensemos, por ejemplo, en el petróleo extendiéndose lentamente en el mar, en las personas que mueren todos los días en las mil y un guerras, en un hombre aceptando el cargo de presidente de algún país, en un oso polar sin una superficie donde descansar. ¿No serán acaso melodías como las de Chopin las que mostrarán las manchas enteras en el mar, las que revelarán la increíble capacidad del hombre para matar a otros, las que harán que el hombre cruce los dedos al juramentar , las que nos hagan oír la respiración del oso cansándose?

Chopin hace bello lo agradable y aterrador lo desagradable. Eso es sinceridad. La sinceridad de los nocturnos de Chopin es lenta, ordenada, serena y justamente por ello expresa lo que tiene que expresar y nos hace entender y percibir el mundo de una manera directa y clara, agradable y dura, pero siempre serena y reflexiva. La sinceridad de Chopin es la expresión de la sinceridad de cada uno con su mundo.

Aquellas noches del romanticismo en las que Chopin interpretaba sus composiciones en salones para un selecto grupo de personas, eran, al fin y al cabo, una interpretación y exaltación del mundo distinta en cada una de esas personas. El tiempo no desgastará aquella potencialidad, así pase de vinilo a casete, de casete a CD y de CD a mp3. Porque su capacidad no radica necesariamente en el tono en que diga las cosas, sino en la reflexión y el pensamiento insertados como un todo en un tipo de lenguaje particular: los nocturnos.


2 comentarios:

  1. yo también escribí sobre chopin. te lo mandaría por acá, pero es muy largo. está bonito tu trabajo, oye.

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  2. He ahí el dilema: es "bonito". Ja.
    La cosa era cumplir.

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