viernes, 4 de diciembre de 2009

Qué capote Capote

Es dificil dejar de imaginarse cosas al terminar de leer A Sangre Fría. Hay una necesidad que se crea de tener que ir más allá de las cosas, más allá del típico 'más allá' de toda buena obra. Lo curioso es que este 'más allá' es, en realidad, una profundización del mucho más acá. Me refiero a que, más que permitirnos escapar, Capote nos hace entrar con la misma intensidad -cuerpo y alma- a otra(s): la de la familia Clutter, la de Dick, la de Perry, la del detective Dewel, etc.

Más allá de los resultados de los examenes psicologicos y psicoanalíticos a los que se someten a los asesinos, el porqué de las muertes bien puede ser la historia en sí. Se puede llegar a pensar, con la sangre fría, que, caray, si una historia puede ser contada como la cuenta Capote, bien valen un buen par de muertes reales. Total, contradictoriamente, la pena de muerte deja de ser una medida de castigo tras el libro y pasa a ser, mas bien, un asesinato justificado por otro. Esa contrariedad es producto de la obejtividad que alcanza Capote en el libro. Es dificil pensar si la obra en sí llega a condenar a los asesinos o a crear la necesidad de, por lo menos en un acto simbólico, repensar el juicio que se le siguió a estos.

Por eso, ahora que lo pienso, no es que sea dificil dejar de 'imaginarse' cosas, sino que es dificil dejar simplemente de pensar en los personajes. Porque uno llega a entender, temer y querer a, sobre todo, esos asesinos jodidamente humanos.

Sí, pobre familia Clutter, cómo no, pero no son las únicas victimas. Acá todos son víctimas de otras víctimas y no solo son las balas las que hieren a las personas. Cuando el padre Goubeaux quiere hablar con Perry, éste le dice: "Curas y monjas han hecho ya todo lo que podían hacer por mí. Tengo todavía las cicatrices que lo prueban". Esos curas y monjas no son solo eso, son la imagen de una sociedad que aplasta, de una y mil maneras, a tipos como Dick y Perry. Una sociedad que ve a una mujer y piensa "siempre tiene prisa pero siempre tiene tiempo. Y ésta es la definición de una verdadera señora", que los ve morir y piensa "Igual que saltar de un trampolín. Solo que con una cuerda alrededor del cuello", que no permite dejar la cabeza vacía de todos los demás ruidos, quedarse quieto. Al final, lo que queda, como leyó alguna vez Perry, es "abrír camino a navajazos hasta un abismo de diamantes". "Solo con un cuchillo en la mano, él, Dick, tenía poder".

Dick y Perry son, a la larga, quizá en una comparación un poco inequivalente, la imagen del fantasma que se va formando en todos quellos que día a día se preguntan algo así como que qué carajo hacen dandole explicaciones a ese gordo que tienen como jefe, que porqué demonios tienen que perder una o dos horas diarias de sus vidas metidos en el tráfico, que quién mierda es esa flacucha inmensa de la publicidad que me dice cómo me tengo que vestir, etc, etc. Y, así, a la larga también, es como muchos nos terminamos preguntando porqué demonios no podemos caminar tranquilos por las calles.

Si bien los personajes del libro existieron, no basta con saberlo para creerlo. Capote hace que uno lo crea, que exitan. Que existan tanto en la obra como en su tiempo real, histórico, con esas ciento de descripciones como acercamientos de una cámara en primer plano, con esa atmosfera muy a lo No Country for Old Men "Inmediatamente encendió el motor y sacó el coche del promontorio dando marcha atrás. Frente a él, en la polvorienta carretera, vio un perro que trotaba bajo el cálido sol". Con ese esas múltiples voces, con ese narrador americano único que hay el mundo, narraciones que se leen como subtitulos bajo la pantalla, subtítulos amarillos "El comienzo había que buscarlo mucho tiempo atrás, once años atrás, en aquel otoño de 1948 cuando Wells tenía diecinueve años".

Pienso -por pensar, por seguir pensando- que puede que ninguno de los personajes o hechos hubiesen ocurrido en verdad si Capote no estaba, en la parte ya del camino que llaman 'después', pensando ponerlos por escrito de tal manera. La obra como razón de ser de la realidad y no al revés. Puede ser, porqué no. Voltear la torta. Total ¿no es como saltar de un trampolín?

Sí, es cierto, "hay, en el convencionalismo, una dosis considerable de hipocresía".

Algunas cosas:

"Aquellos ojos suyos, (...) translucidos como la cerceza a contraluz".

"Los objetos pequeñitos le pertenecen a uno del todo".

"El estado de ánimo del hombre que firma un seguro de vida es semajante al del que firma su testamento: por fuerza piensa en la muerte".

"Cuando llega el momento de asumir la responsabilidad de un hogar, de unos hijos, de un negocio, entonces se establece la diferencia entre niños y hombres".

"Cuando la señora Johnson corrió el cerrojo de la puerta, pensaba tanto en los vivos como en los muertos."

"Cariño y afecto goteaban de mi corazón como agua sucia".

"Todos lo crímenes podían considerarse como variantes del robo . Incluido el asesinato. Cuando mata a un hombre, le robas la vida".

"El alamacen estaba iluminado como una calabaza de Halloween. (...) Era como saludar a los invitados a su propio funeral".

Algunas cosas más:

Fotos tomadas de wesselcondor.com, jmvarese.com, kansas.com, capricestfini.com, hutchnews.com

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