
Tenía algo raro ese discurso. Era sencillo en su lenguaje, decía cosas que parecían muy obvias o muy vanas, no sé, no recuerdo bien qué fue exactamnete lo que pensé en ese momento pero algo así era.
Que no sabía porqué escribía pero que aún así lo hacía? Que un libro nunca había alimentado un niño o detenido una bala? Que, por eso, el arte era inútil? Que la literatura es un trabajo de dos: escritor y lector? Todo eso ya... quién no lo sabía, pensaba.
Sí, es algo que a la hora de leerlo puede hacernos pensar que ya lo sabiamos. Puede que sí, pero... lo habiamos pensado? Eso es algo distinto, creo. Pensar en eso muchas veces es un trabajo tácito hasta para la misma cabeza. Y si se dice en algún momento se dice sin pensarlo. Es verdad eso de que hay cosas tan obvias que uno no se percata de ellas. Al final, ahora, es justamente esa sencilles del lenguaje y su información obvia el chiste de sus palabras. PA se bajo un poco los lentes para ver aquello que queda atrapado en la luna de los enteojos, entre el libro y los ojos, y que se difumina de tan cercano que está a nosotros.
"(...) tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos."
Con esto, puedo decir que el discurso de PA es uno de los mejores que se han leído desde 1981 que se entrega por primera vez el premio. Ahí no más (no me atrevo a decir atrás) están también los de Amos Oz (genialidad de la que escribiré en algún momento), el de Gunter Grass, el de Francisco Ayala, el de Alvaro Mutis y el de algunos otros más. Los pueden leer en: http://fundacionprincipedeasturias.org/premios/letras/ Provecho.