jueves, 26 de agosto de 2010

La humanización del terror de una verdad

En el curso de métodos de investigación periodística nos mandaron a leer un gran ejemplo de lo que significa eso: Operación Masacre de Rodolfo Walsh. Una investigación de los asesinatos por parte de los militares en la época peronista.
No queda ahí. Hay una tremenda humanización en la narración lograda con un leguaje hágil y directo y unas descripciones que sumergen en uno el terror y la agonía, lamentablemente de una verdad. "Suele ser tan ingenuo el incrédulo absoluto como el que todo lo cree; pertenecen en el fondo a una misma categoría psicológica"

"El exceso de verdad puede enloquecer y aniquilar la conciencia moral de un pueblo".

"Espero que no se me critique el creer en un libro cuando son tantos más los que creen en las metralletas".

domingo, 22 de agosto de 2010

miércoles, 11 de agosto de 2010

Nota del Tata
















Recibí una buena cantidad de libros gracias a la herencia por parte de mi abuelo, el Tata, Ernesto Lescano Murrugara, autoproclamado "Ciudadano defensor del agua" muchos antes de que el agua sea un problema ciudadano; ferviente aprista y gran pelador de manzanas. Entre todos los libros destacan los siete tomos de las Obras Completas de Victor Raúl Haya de la Torre.
Me topé con esta nota empezando a revisar los libros.

miércoles, 4 de agosto de 2010

El Fondo del Cielo

La historia. Dos niños judíos, Isaac Goldman y Ezra Leventhal, amantes de la ciencia ficción de una manera particular, personal, superior. Y una “niña rara”, Ella, de la que se enamoran. Todo dentro de un marco no sólo histórico (posiblemente los años 50’s en NY según Edmundo Paz Soldán) sino también espacial-temporal. Y en medio de todo, el constante fin del mundo que no es uno, sino la sucesión y el desencadenamiento de uno tras otro.

La forma. Rodrigo Fresán usa un método que ya había usado en novelas como Mantra: un collage de escenas y tiempos. Una por acá, otra por allá. Lo de después antes, lo de antes ahora, lo de ahora como un después. Tres partes que tienen como núcleo El Incidente (el reencuentro de Isaac Goldman y Ezra Leventhal en el lugar y momento justo de…). Las digresiones -que siempre ha señalado que permiten ver el making off del texto- permiten conocer el porqué de cada tema, de cada corte. La lógica de los mundos de Fresán está siempre ahí, entre la historia y el porqué de esa historia con un lenguaje sencillo que logra explicar cuestiones complejas y hacer creíbles situaciones inverosímiles.

No es mi primera lectura de Fresán, pero sí la primera vez que escribo acerca de ella. La dificultad es que los otros libros se aproximan siempre a las 500 páginas y entonces el viaje es más largo y lo que se quiere decir es tanto, así que mejor no decir nada. El Fondo del Cielo es su entrega más breve. Pero sólo la entrega. En un inicio fue una frase, luego unas 500 páginas otra vez y, finalmente, las 272 entregadas. La historia fue, pudo ser y es la siguiente: “mujer arrasa como tsunami a tres hombres / love story / TRISTEZA!!!”. “Parece tan pequeña por fuera pero una vez que se está adentro…”.

La Ciencia Ficción es el tema central. Una ciencia ficción que no se interesa en el futuro, sino en el pasado. Porque todo lo pasado es también ciencia ficción. “Lo que sucedió es algo tan fantástico como lo que sucederá”. RF aclara después, tras la historia, en sus ya fresanianos agradecimientos y aclaraciones, que El Fondo del Cielo no es una novela de sino con Ciencia Ficción. Es discutible si hablamos específicamente de la historia de El Fondo del Cielo. Pero la ciencia ficción como el mundo de “lo que pudo haber pasado, lo que no pasó y lo que ocurre cuando no se sabe si algo ocurrió alguna vez” como sintetiza Vila-Matas acerca de La Velocidad de las Cosas, es el terreno dominado y conquistado de RF. “La realidad de un mundo irreal coexistiendo con el nuestro”. Compartir en cierta medida esa inquietud existencial –no solo política y social- por “una realidad que no fue” es la clave, la llave que abre todas las infinitas puertas a “la posibilidad cierta de que todo sea cierto”. De ahí la infancia como la posibilidad total de todo siempre como personaje elemental o, por lo menos, central en los mundos de Fresán (para más información leer Jardines de Kingston).

El Fondo del Cielo es también y sobre todo una historia de amor. “Me pregunto si existirá algo más sci-fi que la súbita irrupción del virus del amor en el hospital de la juventud”. Y es que el amor lo altera todo. Tiempo y espacio. Pero el amor de este mundo que en la novela va constantemente llegando a su fin, es un amor con mucha, demasiada soledad. Porque el amor de Isaac Goldman y Ezra Leventhal por Ella y viceversa, es una posibilidad anulada por la misión que tienen asignada ellos (Ella más que todo) en este mundo. Entonces pensamos en eso de que “el amor rara vez sobrevive los largos viajes a otros sistemas planetarios o a dimensiones alternativas”. Y entonces qué ¿viajar o no viajar? En la novela, gracias al mayor bagaje de posibilidades, el amor termina sobreviviendo a pesar de todo, pero –no quedaba otra- sin llegar a ser.

Pienso en la imagen de un hombre –que sea un niño para no perder el contexto- mirando al cielo. Un niño sentado mirando el cielo por largo rato. Y entonces me pregunto qué es lo que puede estar pensando ese niño, qué es lo que uno estaría pensando mientras mira el cielo, el fondo del cielo, por largo rato. Y estoy casi seguro que piensa, recuerda o imagina algo relacionado con él. No en ese otro posible mundo-planeta que, quién sabe, puede estar tras el manto celeste, sino en ese planeta que es él mismo detrás del manto gris de sus parpados. (Creo que la idea está igual de explicita en alguna parte del libro y, sino, sutilmente en toda. Basta la portada tal vez.)

Algo así es lo que ocurre al fin y al cabo. El Fondo del Cielo es una historia de distancias enormes, distancias de planeta a planeta, pero con la misma intensidad es también la historia de las distancias más finas y pequeñas de uno, la distancia que separa el mundo que es cada uno del planeta en donde vivimos anulados como posibles mundos reales. El fondo del cielo es, también, el fondo de uno.

Y del mundo de hoy. Porque el humor negro e irónico es duro. Más duro aún cuando uno se da cuenta que -¡la puta madre!- tanta ficción de un mundo llegando a su fin constantemente y cada vez más cerca de la meta, no es más que la descripción de nuestro mundo (la fidelidad es mayor de la que pueden estar imaginando) desde la visión de un ser que ve las cosas de otra manera y que, justamente por eso, es que las ve tal como son.

Algunas cosas:

“la Historia de lo que fue –toda teoría novela o ensayo histórico- es también una novela de ciencia-ficción.
Lo que sucedió es algo tan fantástico como lo que sucederá.
El pasado nunca deja de moverse aunque parezca algo inmóvil”.

“La memoria es un astronauta que trabaja duro para establecer relaciones duraderas entre las estrellas, muchas de ellas muertas”.

“…el sonido de los recuerdos es exactamente igual al que hace el aire huyendo por un minúsculo orificio”.

“De los presagios es de donde surgen los hechos”.

“La memoria es una máquina del tiempo en reversa tan potente como lo es –siempre hacia adelante, o en múltiples direcciones alternativas- esa otra máquina del tiempo que es la imaginación”. (También en La Velocidad de las Cosas)
“Es fácil para otros (…) escribir, y hasta escribir muy bien, sobre las altas y bajas mareas del amor. Mucho más difícil de precisar son las variaciones en ese aparentemente estable lago que es la amistad y en cuyo centro, de tanto en tanto, estallan tormentas circulares y secretas por el solo placer de, enseguida, ser borradas por un inesperado cielo azul”.

“…la idea de que sólo exista un futuro se les hace insuficiente, insoportable. Así, el futuro como la Navidad y el cumpleaños. El futuro como el porvenir de una fiesta de posibilidades, de dones y regalos y deseos. Pero una fiesta donde, antes de ser admitido, hay que saber descifrar la invitación”.

“Ver a alguien a quien no vemos desde hace años equivale a ver el tiempo”.

“Toda perfección es igual, idéntica, sin sorpresas. En cambio hay tantas maneras divertidas y diferentes y tan interesantes de cometer errores…”

“No hay nada más instantáneamente supersticioso que un soldado en combate”.
“Se oyó un sonido un sonido como el que hace un libro que se cierra con fuerza, como el de una bofetada en el rostro de la humanidad”.