jueves, 29 de octubre de 2009

Tierra de nadie, de nadie

Las ventanas son el camino al mundo de uno; las puertas, al de los otros. En Tierra de Nadie de Onetti todos están ahí, tras las cortinas y cigarro en mano, buscando el suyo. Buenos Aires, el personaje principal, los obliga a eso. La ciudad se carcome dentro de ellos: "Días y noches, días y noches, todo grotesco y muerto, amontonado". Por eso todos piensan y se emborrachan, buscando la solución, un lugar fuera de esa ciudad, algo que no puede ser, algo que no pueden tener, porque nada es de nadie... y menos de ellos.

Algunas cosas:
"El ambiente del hombre es esto, la suciedad, los prejuicios, la moral de los gordos, la compra y venta, las frases bien redactadas".

"Mi mujer tiene dinero y no necesito trabajar. Primer elemento de arte".
"Buenos Aires está lleno de tipos así, individuos infinitamente más pequeños que aquello que se proponen hacer. Sí, y también están los otros, los que tienen la fuerza de hacer cualquier cosa y se pudren despacio, aburridos".

"Pienso que acaso se calumnie un poco al prejuicio y el tener prejuicios. No, en serio. A veces siento que uno, lleno de prejuicios, o con dos o tres, bien fuertes, brutos, inconmovibles..."

"En la muerte no había diferencia entre una niña resfriada y una mujer podrida".

"Si mira fijo por el caño, es posible que vea a Dios; mejor que el telescopio y el ombligo..."

Algo más:












Marie Laurenci

"¡Ah!, todas tuvimos una amiga en el colegio, una escena confusa un día de sol en que íbamos todavía al colegio, que es como un cuadro de Marie Laurencin".

viernes, 23 de octubre de 2009

"México con 'x' de galaxia"

Terminar de leer un libro de Rodrigo Fresán es, en realidad, empezar a leerlo. Y es que su obra tiene un orden particular, su orden, el orden fresaniano, el orden del Irrealismo Lógico como él mismo denomina a su narrativa. Su territorio es siempre, en mayor o menor medida, Canciones Tristes, la ciudad en donde solo se cumplen y rompen las leyes de RF. Una ciudad que viaja por el mundo a través de su obra –Sad Songs, Chamnsons Tristes- y cuando esta no es el escenario, son sus leyes las que colonizan, en este caso, México, Ciudad federal de México, DF.

Mantra no es una obra por la que una viaja, es una obra por la que uno se pierde, y si no te pierdes la cosa no tiene mucho sentido, creo. Una obra que se asimila por completo a la primera leída es como regresar de un viaje al cual no tienes razones de volver a realizar. Por eso, si leer siempre es darse cuenta que uno ha leído menos porque descubres siempre que hay más, mucho más detrás de cada libro, a eso habría aumentarle el producto de tu bioblioteca por dos o tres o cuatro o cuanto uno más quiera. Mantra tiene esa esencia, se multiplica. Y se multiplica también porque México es un luchador enmascarado por sus propias tradiciones, lo que hace que México pueda ser más de un mundo en sí mismo. Por eso, a RF, solo le queda describir al DF a su manera para lograr una obra como esta.

En Mantra uno queda anulado, perdido, sin piso, pero aprende. Aprende que perderse es también la posibilidad de encontrar un nuevo camino, un camino hacia una nueva realidad o verdad. Todo depende de uno y, sí, del libro que uno tenga entre las manos.

Algunas cosas mexicanas y otras cosas:

“Lo verdaderamente inolvidable no merece ni necesita del auxilio de una foto para ser recordado. A no ser que la foto en cuestión trascienda las fáciles obligaciones de la nostalgia para crecer a una especie de artefacto atemporal que desafíe el enigma de todo lo que vendrá justificándolo o, por lo menos, haciéndolo un poco más comprensible”.

“Lo que se canta duele menos de lo que se dice”.

“Uno siempre sabe cuándo su médico está por darle una pésima noticia porque, misteriosamente, pasa del singular al plural cuando habla. Ya no es he descubierto sino hemos descubierto. Como si necesitara de alguien que lo ayude o alguien con quien compartir la culpa”.

(Acerca de los musicales) “Eso de, en medio de una conversación, decir ‘deja que te lo explique’ y ponerse a cantar y bailar. Es raro. Es, seguro, síntoma claro de un tumor cerebral ¿no le parece?”

“Uno sabe que está en problemas cuando el nombre de los medicamentos que le recetan suena demasiado parecido al nombre de enfermedades”.

“Las mismas palabras dichas una y otra vez, todas las veces que fueran necesarias, hasta que al final también ellos, milagrosamente aleluyaformes, no pudieron sino acabar creyendo en todo aquello en lo que habían conseguido que todos los demás creyeran.
Así, creo yo, es como empiezan las mejores religiones”.

“Los muertos son como notas al pie de un texto: explican algo, lo hacen todo más claro, pero con la letra muy pequeña son pocos los que se molestan en leerlos y en escucharlos”.

“La amnesia no es más que una de las tantas formas en las que se manifiesta el amor”.

“Dejamos de pensar en viajes espaciales para sacar pasajes al interior del cuerpo”.

“Hay algo de conquistador en todo aquel que mira un mapa”.

“La Virgen de Guadalupe es el Bob Dylan de las vírgenes: siempre está en gira, The Never Ending Tour”.

“El que desde entonces las canciones estén obligadas a tener imágenes (clips) es una enfermedad muy parecida a aquella que tiempo atrás castigó a los libros convirtiéndolos en films. Pero peor, más grave, Terminal; porque a uno le gusta escuchar música con los ojos cerrados ¿no?”

“Católicas por fuera y mexicanas por dentro. Como las mujeres mexicanas”.

“De todos los muchos peligros de México, pienso, uno de los más peligrosos es que México suele hacer realidad tus deseos.
México te escucha y te entiende. No importa el idioma”.

“Se camina por un cementerio como se camina sobre hielo muy fino, sobre un espejo”.

sábado, 10 de octubre de 2009

09/10/09

"Latinoamérica es una sociedad necrófila"

lo dijo Hildebrando Pérez por Benedetti hace unos meses, se puede decir hoy por el Zambo Cavero, ese que alguna vez nuestros padres nos quisieron llevar a ver y preferimos quedarnos en casa a ver la televisión.

viernes, 2 de octubre de 2009

Cosmos

Ayabaca, Piura (Julio - Agosto 2009)

"Si hay algo que reconocés cuando salís de la carcel visual de la ciudad es que tu patria no es tu país, sino el cosmos". (Enrique Symns)


"El Bolsón, Valle de pasiones"
en revista La Mano n°24
Marzo 2006 Argentina