lunes, 26 de enero de 2009

Nocturno en Manhattan – Colin Harrison

La literatura, la novela, tiene que ser un viaje, tiene que ahorrarnos unos dólares a través de la estimulación de la imaginación.
Siempre he querido conocer Nueva York, no tanto por un espíritu viajero, claro, sino más bien por poder ver la incoherencia de forma física, palpable.
Allá fui.

Pasaje: S/.10, ida y vuelta.
Empresa de viajes: Epoca
Guía: Colin Harrison.
Paquete turístico: Nocturno en Manhattan
Nueva York es esa imagen de la ciudad de los rascacielos. Los rascacielos son la imagen de una ciudad que concentra uno de los centros más importantes a nivel mundial de las finanzas, comunicación, política, educación y que además es de las más influyentes en el mundo de la cultura, el arte y la moda. Y toda esa concentración es la imagen del poder. Y el poder es siempre, por ahora, la imagen de la confusión, del escándalo y la perdición. De la tragedia, venganza, caos y fatalidad. De los sufrimientos de los pobres y las vanidades de los ricos. El hedor de la basura y el tintinear del oro.

Las inmensas torres están ahí, estáticas. Abajo, chiquita, apretada, toda una sociedad se mueve. Por ahí, Colin Harrison, mueve a Porter Wren, su personaje de Nocturno en Manhattan (1996). Una novela negra, negra como la sombra de los rascacielos al caer el sol, que se va extendiendo, movilizando por Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island, y que, contradictoria a su oscuridad, saca a la luz todo lo escondido. A esa hora Porter, un columnista de un diario sensacionalista de Manhattan, sale a las calles, a ese campo de batalla, al lado del cual se ubica con un papel y un lapicero, mirando el fuego de cañones y su explosión y su rugido, anotando quiénes caen, cómo se retuercen y cuando mueren. Donde niños portan armas de juguetes que parecen reales y armas reales pintadas como si fueran de juguete.

Ya es mayor, tiene familia, está consolidado en el diario y cree haberlo visto todo. De pronto todo cambia de sentido cuando conoce a Caroline Crowley, viuda de Simon Crowley, un director de cine famoso que murió y nunca se supo exactamente cómo. Caroline ve en Porter al indicado para revelar todo un mundo de cabos sueltos acerca de la producción completa que dejó Simon al morir, pero ni ella misma sabe de qué magnitud y profundidad son los vacíos, ni a cuanta gente cercana y crucial implica, comenzando por ella. Entonces todos los días monótonos de Porter consumiendo escenas de peleas, asaltos, asesinatos, accidentes, se despegan de su columna y habitan su propia vida.
Historias como calles y avenidas que se mezclan, se cruzan, se chocan, giran; que hacen a sus personajes perderse entre distintos caminos, que atrapan en callejones. Todo bajo esos rascacielos que, al fin, son solo mentiras inmensas que guardan tantos secretos como ventanas. Una enmarañada red de hechos criminales, lujuriosos, aislados y cruciales del pasado que pasan factura en un momento de cierre que empezaba a dar paso a la cotidianidad.

CH maneja esto como un rompecabezas para niños. Separa y une el amor y el engaño como quien da vuelta a los imanes. Suelta claves y consejos del mundo del periodismo. Crea mundos y situaciones que, a la larga, son reales por una narración que salta de un lado para otro sin dejar de estar en el lugar y momento indicado siempre; que arrastra la conciencia y el suspenso hasta la última imagen. Y, quizá, más allá, hasta Break and Enter (1990), Bodies Electric (1993), Afterburn (2000), The Havana Room (2004) o The Finder (2008), que ha dejado claro, puede ser real.

Algunas cosas:

“¡Sí! ¡Sí! ¡Todo hablan de eso! Un eso brillante e indefinido.”

“Es cierto que vivimos en una era en la que todo el horror se ha transformado en un producto de entretenimiento. Cene mientras mira en vivo, por la televisión, cómo caen las bombas y cómo son perseguidos los fugitivos, el genuino asesino cacarea genuinamente.”

“Las preguntas groseras son las más pertinentes”

“Cuando dos hombres se sientan en una sala y se enfrentan, sus propios padres también están presentes”

“-¿Esto es la cola? – preguntó
(Saly, hija de Porter)
Mi mujer se encogió de hombros.
-Bueno, ese lugar se llama vagina.
Me miró confundida.
-¿Se llama China?
-No, vagina. Ahora baja las piernas.
-Hay un lugar que se llama China.
-Sí, pero es diferente.”

“El tiempo es una mano invisible que nos aprieta la nuca”

“Tener un secreto es aprender con disimulo los amaneramientos de la conversación común, el parloteo superficial que esconde brillantemente al que grita. Un secreto organiza la vida.”

“En la degradación hay una liberación del yo; uno es impotente; la responsabilidad desaparece.”

“Quizá ahora somos una sociedad de asesinos… de asesinos y de cómplices.”

domingo, 18 de enero de 2009

La Televisión - Jean-Philippe Toussaint

La televisión, así, simple, es toda una vaina. La Televisión va justamente por ese lado. Es tanta vaina que la historia se puede decir que trata de muchas cosas: de un historiador que se queda en Berlín para hacer una investigación de Tiziano y Carlos V, de un hombre que decide dejar de ver televisión, de un hombre que se queda solo un verano en Berlín, en fin, de varias cosas, pero al final, es una historia que se guía por un hombre que no hace nada. Y por hacer nada, la historia quiere decir hacer solo lo esencial, pensar, leer, oír música, hacer el amor, pasear, ir a la piscina, buscar setas. Como si los días fueran solo uno, Domingo.

Pero hacer nada es, en muchos casos, más productivo. Es, a la larga, un trabajo puro, sin presiones, fines y necesidades. Esto es lo que justamente lleva a la historia a situarse en el vacío central que dejan todos esos caminos que parece tomar la novela. Todos los hechos se detienen casi en simples intenciones, nada llega a suceder en concreto. La investigación de Tiziano y Carlos V se sigue a lo lejos, casi olvidada, pero, por el contrario se sabe con certeza cuando el personaje se amarra los pasadores o se lava los dientes. La cotidianidad, reforzada por la soledad, toma el papel principal. Eso es lo importante. Que al final la cotidianidad puede resultar más novedosa de lo que uno espera y uno termina cautivado por esos momentos y reflexiones que uno encuentra pasajeros en su vida, pero que en este caso están escritos, compartidos con una simpleza precisa y una originalidad difícil de desprender del tedio.

Y la televisión, bueno, es una vaina. Una imagen concreta que representa todo lo anterior, la lucha entre el ocio y los deberes, entre un mundo inventado, seleccionado y la realidad. Así, simple, es toda una vaina.
Algunas cosas:

“…cambiando mecánicamente de canal, frenéticamente, arrastrado por aquel impulso vano, aquella espiral insaciable, en pos de más bajeza, más tristeza.”

“Las posibilidades que se tienen de llevar a cabo un proyecto son inversamente proporcionales al tiempo que ha dedicado a hablar de él por adelantado.”

“Las imágenes de la televisión (…), privados de nuestra sensibilidad y de nuestra reflexión (…) se limitan, favoreciendo nuestra somnolencia y engordando nuestras grasas, a tranquilizarnos.”

“Me entretuve perezosamente viendo una competición de balonmano femenino (…) miraba todo aquello distraídamente, imaginándome vagamente a una de las jugadoras desnuda bajo su camiseta de tirantes (…) Ahora bien , así es sin embargo como habría que ver activamente la televisión: con los ojos cerrados.”

“Enchufé el aparato, que empezó a chisporrotear para dar vida a una pantalla nevada que debía evocar los primeros o los últimos segundos del universo”

sábado, 10 de enero de 2009

Playing for Change - Marck Johnson

A estas alturas de la vida, de la historia, del tiempo, es normal pensar en nuevas alternativas. Hoy, dejar de depositar esperanzas en un voto electoral para la presidencia del país, por ejemplo, y pensar más bien en plantar un árbol es válido, lógico. ¿Por qué? Por que de un árbol podemos respirar todos por igual.

Marck Johnson no se acerca tanto a la jardinería, él cree más en la música. Y así como muchos, reconoce en ella toda su fuerza. Pero no para trasladarse en el tiempo o partirse el alma sino, todo lo contrario, para pensar en el presente y unir el alma, el alma de la humanidad, nada menos. Quizá suene como una idea fantasiosa, pero no lo es. Es un proyecto, Playing for change, y una meta, peace through music. ¿Cómo lograrlo? Simple. Haciendo cantar, celebrar y ayudar, a la vez, a todo el mundo.

Así es, Playing for change fundation (PFCF), es un proyecto que consiste en unir al mundo a través de la música. Y no es una propuesta repartida y dividida por el mundo con conciertos de Madonna o U2 como obra benéfica. PFCF tiene su arma en la energía y esperanza que los músicos callejeros depositan día a día en la música. Cada uno, desde su continente, país, ciudad, calle o esquina, que vienen a ser lo mismo en este caso, trabajan unidos a la distancia por este proyecto que lleva adelante MJ.

MJ y su fundación trabajan en esto de la misma forma en que nació, por las calles y con las orejas paradas. MJ, en una mañana cotidiana que tomaba el metro en Nueva York, pensó en esta idea cuando dos hombres, uno cantaba y otro tocaba la guitarra, hicieron que todas las personas que estaban presentes se olvidaran de la vida mecánica por un momento y les prestaran atención. Cantaban en una lengua que hasta ahora no sabe cuál es. Nadie entendía nada, pero todos recibieron el mismo mensaje y, para no ser exagerados, les sudó el ojo.
Él entendió algo más, que la música es unión en todas sus formas. Que esos dos hombres no eran los únicos en el mundo era algo lógico, tan lógico que no se piensa en ello. Él no los podría juntar a todos pero sí unirlos, o sea ayudarlos, que se ayuden y ayuden a otros. Desde entonces es que PFCF recorre los continentes recolectando todas las voces y notas musicales que andan sentadas en las calles del mundo. Luego, a través de sus voces y sonidos, se juntan en la edición y se unen (ayudan) en una canción. Una canción para que todos respiren por igual. La canción, Cd y Dvd recolectan ganancias que van al 100% para la construcción de escuelas de música, Playing for change, que se amplían en su labor llegando a la educación en las letras: desde escritura a poesía. Por ahora va una, en Sur África. Pero aún queda el resto del planeta.

Todo eso es bueno, muy bueno, jodidamente bueno y jodidamente humanitario. Pero tras esto hay puntos aún mayores. Primero, la importancia de tener fe en las ideas sueltas, de subrayarlas y conectarlas, de seguirlas hasta descubrir de que ese “granito de arena” conformista que suele bastar puede ser, usándolo de la forma adecuada, un sinónimo de paz. Segundo, la sutileza con que este proyecto destroza la política material del mundo de hoy, creyendo aún en la música de todos y no solo en las palabras de algunos. Y tercero, la prueba de una humanidad que ya no cree en lo que le dicen que debe de creer, sino en lo que siente y vive. La posibilidad de ver, con certeza, algo grande para el mundo en un árbol o una canción.



Algunas cosas de la entrevista a Marck Jonson, por Bill Moyers, periodista americano:

“MARK JOHNSON: Well I think music is the one thing that opens the door to bringing people to a place where they are all connected. It is easy to connect to the world through music, you know. Religion, politics, a lot of those things they seem to divide everybody…”
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“MARK JOHNSON: (…) There's no separation between music and people, when music is just happening and people can walk by and it can affect them, that this is an opportunity for us to really find a way to bring people together.”
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“BILL MOYERS: Did anybody ever say to you, "Mark, don't be naïve"?

MARK JOHNSON: Oh, absolutely. Absolutely. But to me, naïve is thinking that there's any other choice. You know? The only choice we have is to come together. And to inspire each other because that's the way that we'll create a better world for us now and for the kids tomorrow.

And the other truth is, I mean, you know, a lot of people are living in a world of fear. But we don't even know how long we're going to be in this world. So there's really no reason to fear anything. The most important thing is while we're here, let's make a difference together. That's what Playing for Change is trying to represent.”
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jueves, 8 de enero de 2009

The King - James Marsh

Antes que nada, una advertencia. Todo ese asunto de Cable Mágico Digital es un peligro para todos aquellos que buscan dejar el sedentarismo, ahora que es verano y la vida es capaz de reducirse a tres actividades únicas (cada uno elige las suyas). Por lo menos ahora que todas las facilidades se reducen a unos cuantos canales, todos de películas, y en muchos casos, siendo bastante alentador, de cine. Una esperanza que renace para todos aquellos que arrastraron una con Cinemax. Alberto Fuguet dijo que el matrimonio es como el cable, lleno de posibilidades que luego no se cumplen. Ahora hay nuevas posibilidades de ver tele, de que el amor se vuelva a sentir sobre los sofás de la sala. Aun así, cruzar los dedos no está de más.

Probablemente lo que digo esté reforzado por The King, la tercera película que veo en esos canales en tres días consecutivos. Dirigida y escrita por James Marsh, TK es una historia de creencias y reglas. Luego de amor y venganza.

Elvis (Gael García Bernal) es un marine recién graduado que va en busca de su padre, un líder de la iglesia baptista casado y con hijos dispuesto a olvidar su pasado. Paul (Paul Dano), el hijo, está metido igual de fuerte con lo de la iglesia, pero con sus propias formas, una especie de rock religioso que, aún con las mismas convicciones, es un destructor de normas y buscador de identidad. Paul conoce primero a Malerie (Pell James, una actriz más de las cuales uno se enamora en el camino), la hija, un romance en principio y una puerta a la venganza, luego.

Una película que engancha por sus giros, por sus continuas opciones. Como esos libros en los que uno elige la página y cambia la historia. Solo que acá todo ya está dicho. Todas las opciones son distintas pero la elección siempre es la misma.

Un encontrón de formas de pensar. No de ideas, sino de formas. Una lucha entre la clonación y la aceptación de las diferencias.

Por eso Paul, cuando su padre lo presenta ante todo el auditorio como un chico súper dotado de inteligencia porque acaba de ser aceptado en la universidad y lleva consigo la fe correcta, él toma la guitarra y trata de hacer lo suyo.

"Aunque no venga de la palabra de Dios,
lo entenderán."

Y ahí está todo. Acaba de romper las reglas. Desaparece la diferencia entre mensaje y mensajero. Se expone la diferencia dentro de la igualdad, la distinta forma que pueden tomar las cosas dentro del mismo embase. Un mensaje vital, un resumen de lo que es rock, literatura, arte y pasiones. Expresarse, hacerse entender, venga de quien venga, seamos quienes seamos.

Amor o venganza, o algo así.

sábado, 3 de enero de 2009

Libertad de Prensa - George Orwell

Otra vez el factor portada en primera instancia. 1984 o Rebelión en la granja. Rebelión en la granja o 1984. 1984 se presentaba con una portada blanca y unos dibujos casi de clase de geometría. Rebelión…, por lo contrario, se erguía apretado entre otros monumentales de Fuentes y Cortazar (¿qué hacían Fuentes, Cortazar y Orwell en la misma hilera?). Ahí, pequeño, apretado, disminuido por las estadísticas de venta que colocan a 1984 sobre la primera repisa y eleva su precio en unos 10 o 20 soles más, Rebelión…, al salir de ahí, era su propio altar. Un cerdo color ceniza que eleva su rostro, su soberbia, con unos pequeños anteojos que elevan su nivel intelectual por sobre una granja y un molino, por sobre un terreno, por sobre un dominio. 1984 o Rebelión en la granja. Rebelión en la granja o 1984. Rebelión en la granja, el cerdo, la imagen, el contexto, la potencia en el objeto completo, la historia, fuerza y mensaje desde la primera impresión. (Eso hay que comprender editoriales)
La historia la dejo un poco de lado. Subrayar y conectar ciertos párrafos u oraciones no haría otra cosa que desconectar esos elementos de ese mensaje global de la obra. El totalitarismo. La condición humana. La corrupción. La diferencia, hoy olvidada, entre costumbre y resignación.

Tras varios años y ediciones de la obra, que salió por primera vez 1945, después de ser rechazada por otros editores, en 1971 se descubrió el manuscrito de un prólogo para ésta obra, Libertad de Prensa. Se lo pasaron al Archivo Orwell de la Universidad de Londres donde se confirmó que habría sido escrito por el mismo GO. Hasta antes de ser descubierto inclusive hubieron algunas ediciones que salieron al mercado con cierta cantidad de hojas en blanco ya que en el manuscrito original la numeración de páginas no coincidía. Es un prólogo claro, sencillo, digerible, pero principalmente, cierto. Inclusive esta edición trae otro texto que se titula Cómo fue escrito el prólogo, donde están narrados todos los recorridos que tuvo que tomar la obra y todas las prohibiciones que también tuvo que enfrentar.

Más que la obra en sí, que es buena sin duda como mensaje, lo fuerte ha sido la edición.

Algunas cosas:
"En un momento dado se crea una ortodoxia, una seria de ideas que son asumidas por las personas bien pensantes y aceptadas sin discusión alguna. No es que se prohíba decir esto o aquello, es que no está bien decir ciertas cosas, del mismo modo en que en la época victoriana no se aludía a los pantalones en presencia de una señorita. Y cualquiera que ose desafiar esa ortodoxia se encontrará silenciado con sorprendente eficacia. De ahí que casi nunca se haga caso a una opinión realmente independiente ni en la prensa popular ni en las publicaciones minoritarias e intelectuales."

"Si la libertad intelectual ha sido sin duda alguna uno de los principios básicos de la civilización occidental, o no significa nada o significa que cada uno debe tener pleno derecho a decir y a imprimir lo que él cree que es la verdad, siempre que ello no impida que el resto de la comunidad tenga la posibilidad de expresarse por los mismo inequívocos caminos."

"Si la libertad significa algo, es el derecho de decirles a los demás lo que no quieren oír."

"Los liberales le tienen miedo a la libertad y los intelectuales no vacilan en mancillar la inteligencia."